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Amandiz, la profe de la Gen Z: “Echarle la culpa a la juventud por no interesarse en la historia sería atender el síntoma y no la raíz”

Un romance entre Manuel Montt y Antonio Varas, la Cuestión del Sacristán que terminó por separar al Estado de la Iglesia Católica y los “Momentos más caóticos de la historia de Chile” forman parte del universo de Amanda Zurob, conocida como Amandiz en redes sociales. Convirtió su pasión por el pasado universal en tiktoks y de estudiarla tanto llegó a enseñarla a jóvenes que rindieron la Prueba de Admisión a la Educación Superior (PAES) hace algunos días y a firmar su primer contrato editorial. Este es el camino de la joven Z que viraliza la historia como un “chisme pop”.

x Nicolás Urquiza Zurich

Amanda Zurob (23) fue testigo de cómo el ingeniero mecánico escocés James Watt afinaba por última vez su máquina de vapor antes de echarla a andar y desatar la primera revolución industrial en 1780. También estuvo presente el día en que la cabeza de la reina consorte de Francia, María Antonieta de Austria, rodó al ser degollada en medio de la revolución francesa de 1793.

– Hija, te llamé 10 veces. Vente a la casa ahora – le dijo su mamá en una llamada que la devolvió al living de la casa de su abuelo, el historiador y periodista Antonio Márquez.

Llevaba 11 horas absorta escuchándolo hablar sobre la materia que le enseñaban en el colegio, pero la forma en la que él lo hacía le revolucionó la cabeza. Amanda tenía 15 años y no le gustaba nada cómo sus profesores pasaban las materias, especialmente historia. Después de esa tarde, se volvió su ramo favorito. “Ahora gozo cuando la estudio, cuando estoy entre medio de los muertos”, dice.

En 2019 tuvo un resultado sobresaliente en la Prueba de Selección Académica (PSU) que le permitía elegir con calma la carrera que quisiera. Esa primera alegría se mezcló con la muerte de su abuelo. Era bombero de la Bomba 14° Compañía de Bomberos de Santiago y fue velado en la instalación en la que dedicó gran parte de su vida como voluntario. “Nunca había estado con sus compañeros, pero apenas me vieron me dijeron que él les hablaba mucho de mí”, relata. Le preguntaron qué iba a estudiar y, sin siquiera pensarlo, soltó: historia. “Lo dije con tanta seguridad que me sorprendí de mí misma”, asegura. 

Mientras estudia licenciatura en historia en la Universidad Católica, Amandiz dedica parte de su tiempo a su comunidad que suma más de 330 mil seguidores entre Instagram y TikTok, usuarixs a  lxs que llama “sirenas”. Allí, muestra parte de su vida y vierte su pasión por la historia en virales que van desde ‘Momentos caóticos de la historia de Chile’ hasta ‘Mujeres históricas’; todos marcados por una impronta que la seduce: el chisme pop

Sus virales se volvieron tan exitosos que rápidamente se convirtió en profesora telemática de estudiantes que se preparaban para la PAES y también de quienes quieren conocer la historia a partir del chisme histórico. Todo eso en poco tiempo, pequeños pasos que la llevaron incluso a firmar su primer contrato con la editorial Grupo Planeta.

ALINEACIÓN HISTÓRICO - ASTRAL

Antes de subir su primer video histórico, que tiene más de 400 mil reproducciones, hablando de Michelle Bachelet moliendo palta en la campaña del Apruebo, la película Machuca y Arturo Alessandri yéndose a Italia y regresando a Chile para hacer una nueva Constitución después de su “eurotrip”, Amandiz publicaba contenido astrológico.

Es que soy una bruja, period”, afirma. Durante una sesión con su psicóloga le leyeron el tarot psicológico. Cuando vio las cartas supo inmediatamente qué significaban. “Sentí que lo reconocí más que haberlas visto por primera vez”, cuenta. Compró su propio mazo y publicó un tiktok del tema. Pensó que había encontrado su nicho, “pero después de algunos videos descubrí que no me gustaba hacerlos porque para mí es algo muy sagrado, propio y personal”.

Así, en 2023, decidió diversificar su contenido. Escribió en su libreta todas las ideas que tenía y, meses después, la abrió y leyó la primera: ‘Momentos más caóticos de la historia de Chile’. “Pensé ‘Cabros, esto no prendió’ porque, ¿a quién le interesa la historia? Pero lo hice más por mí. Y sí, prendió, logrando que esto tan de nicho, de academia, que es la historia, llegue a públicos no académicos, ni siquiera humanistas necesariamente”, explica.

Fue un éxito en tu audiencia de menos de 30 años. ¿Crees que, en base a lo que pensabas que pasaría, la Generación Z está al debe con la historia de Chile?

“Sí, pero no es su culpa. La educación tuvo un vuelco negativo desde la dictadura, cuando pasó de ser estatal a municipal y a no tener una regularización ni universalización. Ahí fallamos y las generaciones posteriores somos las que lo sufrimos. Creo que por eso los jóvenes han perdido el amor por el conocimiento, el deseo por aprender y la curiosidad. Me da un poco de pena ver que la generación actual no tiene su característica propia de la revolución, que no tiene por qué ser mala o agresiva. Pero echarle la culpa a la Generación Z por no interesarse por la historia sería atender el síntoma y no la raíz. Esto no significa que hay que echarle solo la culpa al sistema, porque sí, echémosle la culpa, pero no nos quedemos de brazos cruzados”.

LA HISTORIA ES CHISME

Amandiz dice que no es cahuinera, pero que le gusta el chisme. “El chisme pop también es histórico porque puede cambiar el destino del planeta. That’s the good chisme, (ese es el buen chisme), pero el intrascendente me aburre”, detalla. 

¿Por qué decidiste usar el chisme pop para episodios históricos?

Es una manera de acercar la historia política tan fría que nos enseñan. Si estamos en una clase donde solo nos enumeran y explican los presidentes que hemos tenido, no hay pasión. Contándola como chismes nos permite ver que el pasado realmente no es tan distante a nuestra realidad. Las figuras históricas fueron seres humanos de carne y hueso que sentían cosas. Generar empatía histórica nos puede ayudar a entender por qué se tomaron ciertas decisiones y otras se dejaron de lado, y así hacer mejor las cosas también”.

¿Existe un riesgo al contar la historia a partir de chismes?

“Cuando subí los primeros videos analicé a mi audiencia y noté que el chisme estaba muy presente. Me propuse usar esto, que inherentemente no es positivo, para educar sobre historia y mostrar mi pasión burlando un poco el sistema en una plataforma tan vacía como TikTok. Y soy consciente que la historia, como los chismes, corren el peligro del relato único por quién la cuenta, así que explico siempre que es mi opinión, muestro mis fuentes, recomiendo libros para saber más y también invito a quienes me ven a no quedarse con mi relato. Al final el suceso objetivo único no existe, sino que la forma en que se vive y cuenta porque somos seres humanos hablando de otros seres humanos. Lo contamos distinto, pero el hecho es el mismo, como pasa con los chismes”.

No profundizas en la actualidad política, pero hiciste un tiktok por la campaña de Juventudes Republicanas para el 11 de septiembre. 

“Es que para mí eso no es política, es un tema de derechos humanos y siempre he sido clara en decir que en mis redes no se acepta el negacionismo. Actualmente hay un abuso de la historia y cuando abusan de mi disciplina voy a poner una pausa. Negar las violaciones a los derechos humanos en dictadura, cuando aún hay víctimas viviendo, es ficción. Hay personas que vienen con narrativas ya elaboradas en ese tipo de discursos e incluso que van a ver mis videos y no me escuchan para entender o debatir en comentarios, sino que para imponer su visión, como pasó con ese en particular, y ahí mi respuesta es ‘estás invitado a irte de esta cuenta porque aquí hablamos de historia, no de ficción’”.

Hace poco hiciste un video con Raquel Argandoña en un evento y recibiste comentarios sobre no olvidar su relación con la dictadura. ¿Qué piensas de eso?

“Tuve una recepción diferente a la de siempre y al principio me asusté pensando que me podían funar. Pero he dejado clara mi postura sobre la dictadura y no creo que por ese video, en el que simplemente me emocioné porque nunca había visto a una persona famosa y no lo pensé más allá, vayan a menospreciar mi contenido. De todas maneras me disculpo y entiendo si a alguien le chocó”.

También te piden hablar de la historia reciente. ¿Por qué no lo haces con regularidad?

“En la disciplina histórica el tiempo es clave para tener perspectiva. No puedo hacer historia a partir de lo que está pasando ahora porque soy testigo y estoy sintiéndola. Hay que entender que la historia es subjetiva, que durante el día pueden pasar más cosas que me hagan cambiar la visión sobre esto porque, probablemente, si lo escribo ahora termine en el cementerio de los libros olvidados. Tenemos que dejar las cosas madurar antes de emitir un juicio de valor, no como pasó con el estallido social cuando a inicios de 2020 salieron libros tratando de explicarlo, siendo que aún no había terminado. No todo tiene que ser inmediato y eso es algo que la tecnología nos ha quitado a las nuevas generaciones”.

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Hablando de historia reciente, vienes de una familia palestina y judía, ¿cuál es tu postura sobre lo que está sucediendo en Gaza?

“Cuando chica trataba de mantenerme un poco al margen del tema hasta que decidí estudiarlo y me di cuenta de lo ignorante que fui. Hoy creo que los medios están complejizando extremadamente la información, entonces pasa lo que pensaba antes: nos quedamos siempre con que es demasiado complicado el conflicto palestino-israelí, quienes no saben todo no deberían opinar porque es mucho más complejo. Es una narrativa que han impuesto los sionistas. 

Lo he notado, sobre todo en el último tiempo con, por ejemplo, el Caso Audios en Chile. ¿Por qué lo explican tan complicado? Para que no sea tan fácil de entender para la población; como con el genocidio en Palestina: hay una sobrecomplejización de temas. En el plano general es tan básico como la muerte de miles de niños en Gaza, la migración forzada de millones de personas, la limpieza étnica, y eso es suficiente para decir que lo condenas y puedas informarte más”.

¿Cuándo fue la última vez que sentiste que tus acciones tuvieron un efecto?

“Hace poco, en una de las clases online que di para la PAES, cuando Mari, de 11 años, habló. Estaba con su mamá y cuando le pregunté qué hacía conectada me dijo que no le gustaba la historia del colegio pero sí cómo yo la contaba. Saber que se conectan personas de todas las edades y que es un encuentro intergeneracional ligado a la historia es el efecto más poderoso para mí: demostrar que no somos tan distintos y tenemos sentimientos similares a quienes estuvieron aquí hace 200 años”.