La directora británica de teatro Zoe Lafferty conoció al actor palestino Ahmed Tobasi en 2014, mientras trabajaba en The Freedom Theater Company, una compañía de teatro del campo de refugiados de Jenin, en Palestina. Desde entonces, la dupla ha montado múltiples puestas en escena, enfrentando censuras y perdiendo no solo colegas del teatro, sino también compañeros de lucha. En enero llegan a Chile para presentar una de sus piezas más aclamadas: ‘And here I am’, una obra que retrata el viaje de transformación de Tobasi, incluyendo su aprisionamiento en manos del Ejército de Israel.
x Florencia Rioseco Retamal
Ahmed Tobasi nació en el campo de refugiados de Jenin, al norte de Palestina, antes de la Primera Intifada, el levantamiento popular que estalló en 1987 en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania. Luego de repetidos ataques, a los 17 años pasó a formar parte de la resistencia armada de Palestina y entonces fue capturado por el ejército israelí.
Estuvo cuatro años en algún lugar del desierto, en medio de territorios fragmentados, ruinas y rastros de guerra. Nadie imaginaría que en la prisión, Ahmed Tobasi descubriría una forma de resistencia que iría mucho más allá de una defensa militar: el teatro.
“Tobasi descubrió su amor por la actuación porque solía entretener a los otros prisioneros. Y, ya sabes, un día hizo un sketch. Esto fue a principios de los años 2000, así que viral no era la palabra adecuada en ese entonces, pero el vídeo salió en la televisión y causó problemas para los guardias de la prisión, se preguntaban por qué los prisioneros palestinos hacían eso en la cárcel. Entonces, él descubrió el poder de la cultura”, dice la directora de teatro Zoe Lafferty sobre esta historia.
Al ser liberado en 2006, Ahmed Tobasi supo que se había convertido en un artista.
Años más tarde, el actor encontró asilo político como refugiado de la guerra en Noruega, pero luego de siete años decidió volver a Palestina para trabajar en The Freedom Theater Company, una compañía de teatro palestina que nació en 2006 en el campo de refugiados de Jenin, cuya esencia de creación artística es la resistencia cultural. Allí se encontró con la directora escénica originaria de Gran Bretaña, Zoe Lafferty. Juntos comenzaron a contar historias, incluida la de él.
“Trabajábamos en otro proyecto y luego pensamos en hacer un espectáculo unipersonal, exploramos muchas ideas diferentes. Entonces, le dije: Bueno, Tobasi, tu historia de vida contiene todo lo que queremos contar“, relata.
Ese es el nacimiento de ‘And here I am’, la obra de teatro que ilustra el viaje de transformación y autodescubrimiento de Ahmed Tobasi, quien no solo es el protagonista de la historia, sino que también interpreta el papel principal. Escrita por el dramaturgo británico-iraquí, Hassan Abdulrazzak, y dirigida por Lafferty, la pieza se presenta en el Centro Cultural Gabriela Mistral este 10 y 11 de enero y en el Teatro Biobío de Concepción, el 13 del mismo mes.
El trabajo de la directora de teatro Zoe Lafferty es fácil de identificar. Su impronta política es extremadamente clara, de una identidad rotunda: colabora con las compañías, artistas e individuos más radicales del mundo y el objetivo principal de su creación es la lucha para generar cambios sociales y políticos.
‘And here I am’ habla de un viaje identitario del protagonista en medio de la primera y la segunda Intifada en Palestina, pero con un tono “tragicómico”, ¿cómo se retrata la guerra con este carácter?
“Bueno, creo que ese es el estilo de Tobasi. Es muy divertido como ser humano. Y quiero decir que también es muy palestino, porque incluso en los peores momentos, la gente siempre encuentra formas de reír”.
Para la directora, la obra ofrece una mirada hacia el teatro como una práctica de resistencia, vigor y dignidad que tiene relación con la historia de Palestina. “Decimos que Tobasi fue un prisionero, pero en realidad, fue secuestrado por hombres armados a los 17 y retenido en condiciones terribles durante cuatro años sin ningún tipo de proceso de justicia. A todos los efectos, era un niño rehén. Y creo que también tenemos que corregir nuestro propio lenguaje que alimenta esta especie de idea israelí de que las personas son prisioneras o están detenidas, porque no lo son. Los hombres armados, a veces mujeres armadas, los capturan y los toman como rehenes. Eso es lo que le pasó a él”.
Una de las razones que moviliza el regreso de Ahmed Tobasi a Palestina luego de su viaje a Noruega, además de su gran compromiso político, es el asesinato de uno de los fundadores de The Freedom Theater Company, Juliano Mer Khamis.
En 2017, la tensión política en Palestina estuvo marcada por la búsqueda de apoyo internacional, aunque sin respuesta. En diciembre de ese año, el presidente estadounidense, Donald Trump, le entregó el reconocimiento a Jerusalén como capital de Israel, lo que produjo un agravamiento de la crisis humanitaria y de la avanzada de Israel hacia el West Bank (Cisjordania).
‘And here I am’ terminó por estrenarse en Londres, aunque luego de unos años también logró exhibirse en territorio palestino, antes del embestimiento militar de Israel contra Gaza en 2023.
“No creo que supiéramos que íbamos a seguir interpretando esta obra durante tanto tiempo. Pero, para ser sincera, la historia se vuelve más relevante a medida que pasan los años”, sostiene Zoe, “Y especialmente ahora, porque nos damos cuenta que estamos viendo el ciclo repetido de la historia. Y hay tantas escenas en esa obra que son de 2002, de la segunda Intifada. Y las vemos de nuevo ahora en Jenin y Gaza, como Tobasi describe, esposado y retenido sin ropa, en medio del sol. Creo que la obra nunca ha sido más relevante que ahora. Se siente bien estar de gira con ella en este momento”.
La obra habla de la libertad, ¿cuáles crees que son las formas posibles de hablar de la libertad en relación con la historia de Palestina hoy?
“No puedo responder en nombre del pueblo palestino y estoy segura de que cada uno tiene una versión y perspectiva diferente de eso. Creo que lo que sucede a menudo cuando luchamos contra el colonialismo o el colonialismo de asentamiento en el caso de Israel es que también homogeneizamos las ideas de libertad o igualdad. Y creo que, como británica, no me corresponde responder a eso. Porque contribuimos a provocar esta situación. Estábamos colonizando Palestina y luego ayudamos a establecer el Estado de Israel. Tenemos que hacernos responsables de esa historia. Tenemos que detener el colonialismo, el colonialismo de asentamiento. Tenemos que dejar de darle armas a Israel”.
Hay autores, como la mexicana Ileana Diéguez, que hablan sobre los cuerpos rotos, los cuerpos sin duelo en territorios violentados y la influencia que nuestra memoria corporal herida o carente de duelo tiene al momento de realizar cualquier acción escénica o performática. ¿Qué desafíos crees que aparecen al trabajar con teatro para hablar de Palestina?
“Si me refiero a los desafíos que enfrentamos en general, algunos miembros de nuestro equipo han sido asesinados. Los hijos de otros también. Algunos de los artistas con los que trabajamos están en prisión. Tobasi fue torturado en diciembre por Israel. Ya sabes, hay bombardeos, tiroteos todo el tiempo. Cuando actuamos en octubre del año pasado, tardamos cuatro días en salir de Palestina y tuvieron que enfrentarse a un ejército que los amenazaba de muerte cuando intentaban irse de Cisjordania para subirse a un avión rumbo a Francia.
Además, cuando llegamos, la actuación se canceló. Luego están los problemas de visas, los fronterizos. Los obstáculos son infinitos. No es que eso haya parado y ahora estemos haciendo teatro. Esas cosas siguen a diario. Hemos tenido que tener seguridad extra en los teatros cuando actuamos. Es algo que no tiene fin, pero por eso se llama resistencia cultural. Es cultura para luchar. Y esa lucha es muy real y permanente”.
Para Zoe, es muy importante no referirse a la situación que se vive en Palestina como un conflicto con Israel. “No es un desacuerdo entre dos partes”, indica, dando a entender que la historia de Ahmed Tobasi es muy clara respecto de eso, pues es también la historia del desplazamiento y la dificultad de la vida cotidiana en el campo de refugiados de Jenin. Tobasi es un refugiado de tercera generación y el transcurso de su infancia estuvo marcado por múltiples ataques. “Eso no es un conflicto”, reitera la directora, “es colonialismo y genocidio”, enfatiza.
Sobre la resistencia cultural que mencionas, ¿cómo ha sido la recepción del público en Europa?
“Siempre hay una dinámica doble muy interesante en un sentido. Hay mucha resistencia a la obra. Además de Francia, se canceló en Singapur, en Alemania, por mencionar algunos. Ha sido así desde octubre de 2023, pero también es anterior. Es decir, no es nada nuevo. Pero claro, cuando la obra se presenta, a la gente le encanta, siempre tiene una gran acogida. Hablamos de temas difíciles, pero, ¿de qué sirve el teatro si no estás allí para hablar de los temas más difíciles y profundos?”.
¿Por qué crees que es importante ver esta obra hoy?
“Porque, de alguna manera, habla sobre la primera y la segunda Intifada. Pero, en realidad, estamos viendo que los mismos ciclos se repiten una y otra vez, y también se intensifican, aumentan”.