¿Alguna vez imaginaste a los obreros del salitre besándose o a las mujeres textileras abrazadas con pasión? En ‘Un archivo inexistente’ el artista Felipe Rivas San Martín recrea un pasado cuir en Latinoamérica, usando la inteligencia artificial. Con imágenes gastadas, texturas y errores que prefirió no borrar, la mirada especulativa funciona como una chispa para proyectar las escenas lésbicas y homosexuales del siglo XX que nunca nadie vio.
x Tomás García Álvarez
Habría que partir diciendo que Felipe Rivas San Martín (42) lleva años investigando las expresiones y manifestaciones sexodisidentes. Cruzando las tecnologías, el arte y el archivo para representar el pasado cuir. Lo hizo de primeras en el Colectivo Universitario de Disidencias Sexuales (CUDS), lugar desde el que comprendió que gran parte del archivo lésbico, trans y homosexual chileno y latinoamericano proviene de las organizaciones LGTBIQ+.
No hay en ninguna parte un registro oficial que exponga estas experiencias. Para esto, no hay libros de historia.
Quizás fue esa ausencia, pero también revisar su propia biografía vacía de referentes cuir, lo que lo llevó en 2022 a iniciar el proyecto “Un archivo inexistente”. Son 108 fotografías de parejas homosexuales en Latinoamérica a inicios del siglo XX que, creadas con inteligencia artificial, especulan sobre el amor, el tacto, la pasión que, posiblemente, se mantuvo siempre oculta.
Cruzando tecnologías tradicionales y nuevos medios, Rivas San Martín propone la creación de un archivo que podría pensarse para la posteridad. ¿Podría alguien creer en el futuro que esas fotografías fueron tomadas de verdad, sin saber que está la IA detrás? Sobre esto y más conversamos con el creador de la obra que, luego de ser expuesta en Brasil, España, México y Reino Unido, fue convertida en un libro por Écfrasis Ediciones.
¿Cómo trabajaste con la IA para construir este archivo? ¿Hay una forma de relacionarse con ella para llegar al contenido final de la obra?
En el momento que las empecé a usar eran muy incipientes, entonces había mucho de ensayo y error, mucho de aprender a mover las perillas. Entender cómo tienes que escribir un prompt (instrucción o indicación) para que la imagen resulte lo que uno más o menos tiene en la cabeza. Es interesante la relación porque tú te haces como una especie de imagen previa. Tienes que describirla textualmente y después del resultado ver si lo que escribiste se adecua o no. En ese proceso me di cuenta que ciertos conceptos hacían diferir mucho la imagen. En un momento yo usaba conceptos como ‘gay’, ‘lesbiana’, ‘trans’, ‘no binario’, pero esos conceptos se volvían una imagen muy contemporánea, entonces tuve que desecharlos. Volví a categorías que son más binarias, pero que funcionaban mejor para el proyecto en el sentido de que mantenía esa cosa de imagen antigua también.
En esa búsqueda o experimentación, ¿con qué sorpresas te encontraste?
Las primeras imágenes eran personas de clase alta y blancas, entonces lo primero fue eludir el sesgo racial con claves nacionales. Describir a personas mexicanas, chilenas, colombianas, bolivianas. Luego ya había pasado una primera etapa de que no fuesen personas blancas pero igual las seguía representando como gente de clase alta entonces ahí aparece otro elemento que es la clase y actividades laborales. Gente que trabajaba en el salitre, gente que trabajaba en industrias manufactureras o campesinos o de plantaciones y entonces ahí ya lograba salir de ese segundo acervo.
¿Crees posible un sistema generativo a partir de la IA que responda a otras visiones de mundo, disidentes, por ejemplo?
Hace poco el gobierno de Chile anunció un área de inteligencia artificial que es como una especie de chat GPT, pero que va a ser entrenado con un banco que representara la cultura latinoamericana. Ese tipo de proyectos son súper interesantes porque vamos a tener acceso a herramientas tecnológicas que no estén producidas en centros como el norte o en polos de desarrollo como China. Son herramientas locales y creo eso apunta en la dirección correcta. También hay proyectos que hacen este ejercicio de entrenar con otras imágenes y redefinir, por ejemplo, representaciones de los de sujetos indígenas o de cuerpos indígenas. La artista Aruma le pedía representaciones y eran unas imágenes súper estereotípicas casi caricaturescas, entonces el ejercicio que hace es entrenar estas imágenes a partir de los repertorios visuales de comunidades y yo creo que es súper positivo para eludir estos sesgos que vienen predeterminados.
¿Qué importancia crees que tiene un archivo como este?
Una de las cuestiones que me interesaba era que en parte fuese reivindicativo, pero también se puede entender como una forma de protesta porque hubo que construir esas imágenes que no existían. Empecé a desarrollar estas imágenes en un momento en el que aparecían muchos errores y deformaciones corporales y bueno, se ha comentado mucho eso y ha habido mucha burla también. Me sentí tentado obviamente en una primera instancia a corregir esos errores y que las imágenes quedaran más perfectas, pero después dándole una vuelta me pareció que era importante mantener los errores anatómicos porque tenían una cosa media poética. Eran cuerpos no normativos, medios monstruosos, cuerpos disidentes y también porque el error técnico, la representación de los cuerpos deja en evidencia que son imágenes hechas con inteligencia artificial. Entonces, para mí era importante eso, no es que lo tuviera claro desde un principio, pero entendí que era importante mantenerlo justamente para que estas imágenes no corrieran el riesgo de pretender construir un pasado feliz que nos fue.
¿Cuál es el efecto que ha provocado esta obra?
Ocurre un fenómeno raro, curioso para mí, porque cuando al principio la gente ve las imágenes dice “ah, qué bonita la pareja”. Pero después viene un segundo momento. Ya sea por las manos raras u otra cosa se dan cuenta de que son imágenes generativas. Ocurre este proceso de racionalización de que la imagen que estás viendo es una imagen generada artificialmente porque no pudo ser en su momento, entonces esa especie de conciencia de la imagen genera un efecto emocional rígido en las personas.