8M FEMINISTAS

¿Y LAS FEMINISTAS DÓNDE ESTÁN?

Han pasado siete años desde que estudiantes de todo Chile se tomaran las universidades y liceos para exigir espacios libres de violencia en contra de las mujeres. Luego de dos gobiernos, una pandemia y dos fallidos procesos constitucionales, el silencio de las movilizaciones sociales despierta interrogantes: ¿Es cierto que el feminismo ha muerto? ¿Qué pasó con el movimiento feminista una vez conocida la denuncia en contra de Manuel Monsalve? Luego de cada nuevo escándalo que involucra a las mujeres, hombres trolls e incels se preguntan en las redes: “¿Y las feministas dónde están? En Revista Efecto buscamos resolver esta controvertida pregunta, en voz de distintas mujeres que han sido parte de la marea feminista. Hoy, quienes responden son ellas.

x Isidora Pinochet Venegas

«Del feminismo siempre se dice que es recién nacido y que ya está muerto» – Amelia Valcárcel.

Antonia (26) no recuerda cuándo fue la primera vez que conoció el término, pero sí el punto de quiebre que la acercó al feminismo. En una clase de filosofía de primero medio, el profesor preguntó  quiénes estaban a favor del aborto libre. De 45 estudiantes, apenas se levantaron 3 manos. Todas fueron mujeres y Antonia una de ellas.

El 2018, cuatro años más tarde y a un mes de iniciadas sus clases de derecho en la Universidad de Chile, un grupo de estudiantes se tomó la facultad en respuesta a las denuncias de acoso sexual en contra de Carlos Carmona, en ese entonces docente y expresidente del Tribunal Constitucional. La movilización no era un hecho aislado, semanas antes había ocurrido lo mismo en la Universidad Austral y pronto se sumarían más de 20 casas de estudio y 10 liceos, en lo que se enmarcaría en la historia como la Tercera Ola del Movimiento Feminista Chileno.

“Pese al contexto y las críticas de los hombres, que hacían memes con nuestras caras y nos llamaban extremistas, fue una época hermosa. Salías a la calle y todas eran feministas. Todas hacíamos activismo por las redes, se denunció el machismo durante todo el año”, recuerda.

Llamaban. Eran. Denunció. 

LA AMENAZA DE LA ULTRADERECHA

Hablar con nostalgia del movimiento feminista ha comenzado a hacerse más que frecuente . Y aunque organizaciones como la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres afirman que “la lucha social sigue presente”, confiesan que “hay un retraimiento del movimiento en el sentido de que ha costado un poco más hacerle frente a situaciones donde la violencia estructural está más presente en la vida cotidiana”.

Para la doctora en Historia y coordinadora del Núcleo de Investigaciones en Género y Sociedad ‘Julieta Kirkwood’, Silvia Lamadrid, este decaimiento no solo corresponde al movimiento feminista, “sino a la movilización social completa, siendo el punto de no retorno los dos rechazos a las propuestas por una Nueva Constitución y cuya única solución es ir a la calle y favorecer todos los esfuerzos de reconstrucción del tejido social lejos de liderazgos mesiánicos”.

Si el 2018 José Antonio Kast decía que “quienes lideran el movimiento feminista no defienden los derechos de la mujer, sino que usan su causa para fines políticos” y en 2019 Johannes Kaiser llamaba “cómplices” a las mujeres que comenzaban a denunciar por violencia sexual a sus agresores, obteniendo centenas de comentarios en contra, hoy ambos ultraderechistas resurgen validados dentro de los principales candidatos en la carrera presidencial, solo detrás de la UDI, Evelyn Matthei.

Este avance de los movimientos conservadores en el ámbito nacional e internacional, de la mano de figuras como Donald Trump, es el causante para Andrea Pozo (27) de que las feministas “ya no nos manifestemos públicamente, que tengamos miedo o una visión pesimista de que las cosas puedan cambiar”. “Hace que abandonemos esta idea o sueño de manifestarse y crear cambios porque ‘va a pasar lo mismo’, ‘van a salir los mismos de siempre’”.

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PH de Bárbara Berríos.

Una visión menos pesimista tiene Macarena Galaz, asesora legislativa y ex vocera de la toma feminista de la Universidad Diego Portales, quien si bien asegura que existe un cansancio generalizado en la movilización social y el feminismo, también “nos encontramos más fuertes que nunca”.

“Estamos en un momento en que ya inventamos las fórmulas y conseguimos leyes importantes como la Ley de Pago Efectivo de Pensiones (Ley Papito Corazón) o la incorporación de la violencia sexual al GES. Todos esos estados eran los que el 2018, 2019 anhelábamos”, zanja.

DECEPCIÓN, LA LLAGA QUE MOLESTA

Pero algunas heridas vienen de donde menos se espera. El 2024 estuvo marcado por la denuncia de abuso sexual y violación en contra del subsecretario del Interior, Manuel Monsalve -actualmente en prisión preventiva y a la espera de las investigaciones por los hechos y la posible vulneración la Ley de Inteligencia- cuya salida del gobierno ocurrió tras 48 horas de que se conocieran los hechos.

La Coordinadora Feminista 8M no va con medias tintas y afirma que “estamos librando el proceso de disputa feminista en un contexto más adverso que ayer”, culpando no solo a los avances de la ultraderecha, sino también “los efectos de instrumentalización y neutralización que ha tenido el autodenominado ‘gobierno feminista’”.

Silvia Lamadrid sostiene que el gobierno de Gabriel Boric “cometió el mismo error que la concertación: no usar las herramientas que da el gobierno para comunicar”. “No solo hubo un entrampamiento en la agenda feminista, sino que se desaprovechó la oportunidad de arraigar el movimiento y haber usado el aparato estatal para masificarlo”, explica.

Son varios segundos de silencio los que sostiene Antonia antes de contestar  esta misma pregunta. “Es difícil responder porque fue un golpe bajo, bajísimo”, aclara antes de seguir: “Me dolió en muchos sentidos. Por una parte esperabas que la promesa que mantenía el presidente con las mujeres se cumpliera y ver que no fue tan así te deja en una posición incómoda, ¿sigo apoyando? ¿Soy oposición? ¿Éramos solo un eslogan?”.

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PH de Bárbara Berríos.

LO QUE TRAE LA MAREA

Aunque la imagen recurrente para hablar de feminismo son las olas, desde la Red Chilena prefieren hablar de mareas: un movimiento constante. Y pese a que el 2025 comienza con una identificación del feminismo del 23%, según la última Encuesta Criteria, tanto la Red Chilena como la Coordinadora 8M sostienen que el interés de las nuevas generaciones por el feminismo sigue estando presente.

Ya no son tres sino miles las manos que se levantan cada 8 de marzo para exigir en las calles consignas como aborto legal, una vida libre de violencia o un sistema nacional de cuidados. Propuestas materiales y que se escapan “de la posverdad de que es una lucha identitaria”, menciona Macarena.

Lejos del woke que predican los personajes conservadores contra el feminismo , las realidades de mujeres y niñas requieren acciones concretas del Estado: jardines infantiles, infraestructuras de cuidado de hijos e hijas de temporeras, pre y post natal en estudiantes, entre otras”, aclara.

Sea desde la calle, las redes sociales o en una conversación con una amiga, Priscilla González, integrante de la coordinación nacional de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, resume una opinión transversal: “ser feminista sigue siendo necesario porque nos permite ser un poco más libres, tener más posibilidades de pensar y actuar tanto individual como colectivamente”.

En el caso de Andrea, pasar de ser una universitaria a los problemas propios de la adultez, la llevaron a sanar la relación con el movimiento y los cuestionamientos sobre si es o no lo “suficientemente activista”. “Entendí que para ser feminista no necesito estar siempre en todo, ni tengo que ser la guerrera número uno que va a cambiar el mundo, sino ser realista: hacer dentro de lo que podemos con nuestras capacidades

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PH de Bárbara Berríos.