La Guatona
'LA GUATONA' EN ESPAÑA:

“AQUÍ SIGO SIENDO FEA, GORDA E INDIA”

Para pasar del escenario con íconos de la escena LGBTIQA+ santiaguina de los 2000, como Katiuska Molotov, a preparar completos italianos y empanadas con la receta casera de su mamá en un mercado madrileño, Karin Avaría lo dejó todo. Quince años han pasado desde que cruzó el continente para probar suerte. Hoy, luego de filmar un papel en la nueva película protagonizada por Lux Pascal, Miss Carbón, mantiene abiertas las puertas de su restaurante La Guatona, donde los colores de las banderas de Chile y las disidencias sexuales se mezclan sobre cazuelas y sopaipillas.

x Érika Montecinos Urrea

En el Mercado de San Fernando, uno de los más visitados en Madrid, y ubicado en el populoso barrio Lavapiés, hay un local que distingue entre lxs turistas chilenxs.  El tricolor de las banderas, junto a imágenes de Condorito, el indio pícaro, botellas de vino y vitrinas con calugas Super 8 decoran el espacio y hacen intuir que los platos que sirven allí  guardan la calidez de la comida típica de ese pasillo al sur del mundo. Pero lo que más llama la atención, además de una bandera LGTBIQA+ colgada en la entrada, es el cartel con su nombre: La Guatona. Su dueña es Karin Avaría (48), una mujer trans chilena radicada hace más de quince años en el país. 

El nombre se le ocurrió gracias al humor de Karin – alta, cabello oscuro y con tatuajes en sus brazos – como uno de esos chistes que ella parece tener siempre a flor de labios haciendo gala de una dentadura bien cuidada y unos ojos achinados que te sonríen sin querer. “Tenía que ser un chilenismo sí o sí”, rememora, “De repente me estoy tocando la guata, y dije ‘Oh, estoy guatona, y se me ocurrió’”. Su restaurante, un pequeño local ubicado en un rincón de uno de los pasillos del primer piso entrando a mano izquierda, se hizo tan conocido que en el barrio la conocen así, incluso debe aclarar constantemente cuál es su identidad real. 

Apenas lxs turistas chilenxs preguntan por algo que sea de las tierras de origen, aparece la frase: “Tienes que ir a comer a La Guatona”.

LA GUATONA SEDUCE A ESPAÑA

El local se ha convertido en un referente obligado, propiciando que la fama de Karin haya escalado hasta el punto de tener un papel en la película protagonizada por la actriz chilena Lux Pascal: Miss Carbón.

Hago de una trans vieja. Soy la tía Susy. Me gustó la experiencia, pero me chupé un montón, pensé que me iban a borrar de la película, hice como cuatro escenas. Estoy en partes importantes, eso sí”, dice y algo tímida confiesa que Lux “le pareció muy maja, súper guapa”.

Ella misma, – vestida con una solera larga y blanca, de ojos oscuros-, arroja besos y guiños a lxs vecinxs que la saludan en cada esquina. Dice estar muy agradecida de la vida, de la gente que ha conocido, de las oportunidades que se le presentan como lo del papel en la película. Pero no siempre fue así

La Guatona

“Empecé con nada, no tenía ni mesas. ‘Ponte un local de comida chilena’, me decían, ‘eso no es famoso acá’. Las amigas y amigos hicieron una vaca para ayudarme. Pusieron 100 euros, otros 500. Con 4 mil euros empecé el local hace siete años en el mercado”, cuenta sentada al frente de su negocio donde sirven cañas y aceitunas aliñadas a lxs parroquianxs que transitan por Lavapiés.

Dice que no es casualidad que se abriera paso como empresaria porque tiene talento para vender lo que sea. Como una vez le dijo su madre.“‘Tú nunca te vai’ a morir de hambre porque puedes vender hasta piedras pintás’’’, recuerda.

LA NAXOS Y LA KATIUSKA


Su infancia transcurrió en una población de la comuna Pedro Aguirre Cerda, en Santiago, un sector que califica “muy de barrio”, junto a sus dos hermanos menores. Su madre le decía que “tenía cabeza” para los estudios. Pese a que sufrió bullying por su expresión de género femenina y abandonó el colegio durante su adolescencia, asegura que le iba bien

Más grande no le bastaba con identificarse como gay, lo único que veía y escuchaba era una caricatura que era motivo de chistes en el Festival de Viña de los ochenta, como le sucedía a ella en el colegio. “No quería ser eso”, recuerda que se repetía a sí misma. De a poco, se fue acercando a la comunidad criolla. Gracias a la mamá de una amiga en la población supo de organizaciones LGTB y fue un camino sin retorno. 

Quería ver gente parecida a mí, no por algo reivindicativo, sino para conocer a otros. Y ahí tampoco me sentí gay. ¡No era gay tampoco! ¿Qué chucha era?, me preguntaba yo. El concepto de transexualidad no lo conocía”, cuenta Karin.

En esa época, trabajó en la discoteca Naxos, que estaba ubicada en un subterráneo en plena Alameda con San Antonio. Comenzó recogiendo los vasos y, de a poco, se hizo parte del show con su nombre artístico: Karin Marshall. Allí se presentaba junto a las míticas y recordadas Katiuska Molotov, Paulette Fravres, Maureen Junott, entre otras transformistas de la escena local. 

Pero fue en los quehaceres del activismo que conoció a organizaciones españolas que la invitaron a conocer el País Vasco dando una charla en un congreso. Le gustó tanto el país que quiso mudarse a Madrid y salir adelante como fuera. Y con esa facilidad para los negocios le pidió a su madre la receta de empanadas que le preparaba cuando niña. Vendía de pino, de champiñones con puerro, hasta de pisto manchego -pino popular español-; y después agrandó el menú, ofreciendo incluso completos. 

Karin ha vuelto a Chile en varias oportunidades, la última en febrero de 2025. Hace 15 años que no lo hacía, así que aprovechó de devolverse con dos maletas llenas de dulces y comidas chilenas, con Super 8 y calugas por doquier. Un poco reflexiva cuenta que “el país está cambiado”

“No me gusta como está. Encontré que la gente es inconsciente de la situación en la que vive. Es difícil de explicar porque no quiero quedar como creída, sigo siendo la misma pobre, pero mi calidad de vida es mucho mejor que viviendo allá. Yo vivo en este barrio de Lavapiés que para la gente madrileña es un barrio pobre, de obreros”, zanja Karin.

La Guatona

Eso sí, a ella no le importa si en el país ibérico que la acogió está una de las ultraderechas más temidas de Europa, Vox, cuya estrategia ha sido amenazar con quitar derechos a las personas LGTBIQA+.  “Fíjate que no tiene tanto peso. Por ejemplo acá, a la iglesia, no la pescan ni para el hueveo, a diferencia de Chile. Allá le siguen preguntando qué opina”, cuenta.

¿Qué piensas de la apertura que hay con las trans femeninas en la cultura? vemos a escritoras como la argentina Camila Sosa; las chilenas Claudia Rodríguez, Ariel Richards, la poeta Esther Margarita en el sur, Alana Portero en España. Todas rompiéndola…

Está bien que se visibilice. Lo que no se ve, no existe. Siempre somos las últimas, las peores. En mi casa, para mi familia, yo era hombre. Hice mi transición y perdí ese estatus, como que bajé un escalón por el tema del machismo. Ahora estamos en boga. Son procesos que ayudan a ir avanzando.

¿Te has sentido discriminada por ser una mujer trans en España?

En Chile, me hueveaban todo el día. Decían “ah mira el maricón, tiene bigote” y no conformes con eso, se devolvían para reirse en mi cara. En el metro la gente cuchicheando por mi apariencia, incluso creo que en Chile era una persona super agresiva porque me cansaba, tenía que estar a la defensiva. Aquí está mal visto que la gente te insulte. Es de mala educación. Entonces vi que podía ser una persona más aquí. Fea, gorda, india, lo que fuera; a nadie le importa aquí, nadie pesca mi apariencia, es ridículo. Para los españoles, los chilenos y argentinos somos los europeos de América Llatina”. 

Karin atiende a la clientela con máquina en mano para cobrar mientras le piden selfies, y se da tiempo para salir a buscar productos a su bodega cerca de ahí. Para la sorpresa de todos los comensales que no dejamos de mirarla, aparece con un carro de compras, “parezco la loca del carrito. Ahora me van a decir ‘La Guatona Móvil’.